Mucho público, aglomeración, empujones, producto muy caro y políticos en una Feria que se consolida como evento
Pasear entre los puestos no era tarea fácil en el medio día de ayer. Tapones de gente ocupaban las estrechas calles de Casar de Periedo, disfrazadas de los años 40. Las mujeres se pusieron el pañuelo negro de mujer rural en la cabeza orgullosas de recrear la esencia de sus antepasados.
En la plaza central se preparó el cocido en una olla gigante y las colas comienzan a formarse. Este año dan la vuelta dos veces a la manzana y sólo se han puesto a la fila los primeros. «Las de Casar son alubias especiales», dice la gente. Tienen que serlo. Al final la cola avanza y todo el mundo come cocido y postre por dos euros. Calle arriba los puestos se suceden. En una esquina se toma algo: boronos y tortos a tres euros. Una señora vestida de negro amasa 'el tinglado' de los tortos. Vuelve a oler bien y la gente se amontona alrededor.
Eso sí y como estamos en vísperas electorales, políticos de todos los colores y formaciones, pululaban por el recinto; PRC con Revilla a la cabeza y el PP con Madrazo, rodeada de relevantes mujeres del PP, miraban e incluso compraban.
El tiempo, a pesar del viento acompañó, pero el recorrido debe ser mejorable, los tapones de gentes provocaron cierto malestar y ello debe ser subsanado para próximas ediciones.
Otro aspecto relevante; el producto ofrecído se mostraba muy caro, la gente mostró por ello sus quejas. Está bien y bonito el evento, pero de ahí a aprovecharse, ya es demasiado descaro.
Otro aspecto relevante; el producto ofrecído se mostraba muy caro, la gente mostró por ello sus quejas. Está bien y bonito el evento, pero de ahí a aprovecharse, ya es demasiado descaro.
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