Los bomberos de Torrelavega extinguieron las llamas antes de que se propagaran y la Guardia Civil se llevó a una mujer que confesó ser quien inició el fuego
La rápida intervención de los bomberos impidió en la tarde de ayer que una vivienda de Cerrazo, en el municipio de Reocín, ardiera hasta los cimientos. Los vecinos de este pequeño pueblo se congregaron ante el número 12 del barrio Gilera, donde se originaron las llamas, para presenciar cómo los bomberos llenaban el inmueble de espuma y así extinguir el fuego que se había originado en una de las habitaciones.
Según explicó uno de los vecinos que fue testigo del suceso, una mujer, familiar de los propietarios, se personó frente a la casa y afirmó ser responsable del incendio en presencia de los efectivos de la Policía Local de Reocín y la Guardia Civil, que no tuvieron más remedio que llevarse a la mujer para identificarla y comprobar la veracidad de su afirmación.
Las primeras señales del incendio se detectaron sobre las seis de la tarde, en un momento en que ninguna de las cuatro personas que residen habitualmente en el inmueble se encontraba presente. La inquilina de la casa contigua vio que salía humo de una de las ventanas e inmediatamente llamó a los bomberos, que se presentaron allí tan solo seis minutos después para alivio de los vecinos, que se mostraron muy agradecidos por la rápida intervención.
Un vecino del barrio Gilera asegura que vio a una mujer alejarse de la casa con un refresco en la mano. Minutos después, cuando los bomberos trabajaban en la extinción del fuego, esa misma mujer regresó y alardeó de haber originado las llamas. Ni la Guardia Civil ni la Policía Local de Reocín confirmaron ayer si la autora confesa del incendio estaba detenida.
Por su parte, fuentes del Cuerpo de Bomberos de Torrelavega señalaron que todos los indicios apuntaban a que las llamas se habían iniciado a través de un combustible inflamable, por lo que la versión de la presunta autora no se contradecía con las pruebas recogidas por los bomberos.
Los vecinos de Cerrazo, que presenciaron toda la operación de extinción del incendio, y la propia confesión de la presunta pirómana, quisieron subrayar sus agradecimientos a los bomberos por su presteza, ya que sólo tardaron seis minutos en acudir al número 12 del barrio de Gilera.
Los inquilinos del inmueble adyacente fueron especialmente efusivos en su gratitud, ya que durante unos breves minutos temieron por la integridad de su vivienda, que se encuentra adosada a la casa que sufrió el incendio.
Las primeras señales del incendio no se detectaron sobre las seis de la tarde, fue sobre las tres de la tarde.
ResponderEliminareso mismo digo yo. para las seis de la tarde el fuego ya estaba apagado.
ResponderEliminar