Los camiones de la lecha trasvasan su producto y dejan grandes charcas que posteriormente el Ayuntamiento debe tapar evitando el olor a podrido que provoca la leche derramada. Los camiones, insistimos, el 90 por ciento de fuera del Ayuntamiento de Reocín, dejan charcos de grasa, aceite y hasta neumáticos, aparcando de la forma y manera que les viene en gana.
No se respeta la señalización y entran y salen del aparcamiento por donde les da la real gana. Destrozan las arquetas, dejando los huecos por donde puede caerse coches y personas, pues apenas hay señalización y de noche todos los gatos son pardos. El ruido de los camiones a altas horas de la madrugada se percibe por los vecinos, molestando enormemente.
Además, y a tenor de la legislación vigente, este aparcamiento no reúne ninguna legalidad posible, ni en seguridad y control, ni en nada a lo que poder aferrarse, por lo que su ilegalidad es clara y manifiesta.
Que conste que todo el mundo está de acuerdo en que los camiones deben disponer de un lugar donde aparcar. Pero la Ley dice que regulado y con unas mínimas medidas de control y seguridad, algo que salta a la vista que en esta finca no se cumple bajo ningún parámetro, así que el Ayuntamiento debe actuar y hacerlo de manera contundente, pues por ello además de ser estamento oficial, es el propietario de los terrenos, así que doble ilegalidad y doble responsabilidad.
Un remolque cargado de troncos, aparcado en la misma calle
Poza de grasa y aceite desparramada por el suelo
Arqueta reventada y sin protección
Un valla protege otra arqueta reventada por los camiones
Charca de leche podrída que hubo de tapar el Ayuntamiento
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