El rechazo por parte de Educación a la renovación del concierto que ya disfrutaba este colegio de Miengo se basaba en que no impartía clases en coeducación, sino que tenía un centro para alumnos y otro para alumnas, pero también en la escasez de plazas gratuitas que ofrecía y en que no atendía a poblaciones en condiciones desfavorables.
El colegio presentó recurso contra esa decisión del Gobierno de Cantabria, apelando a la libertad de elección de centros y al respeto a las convicciones religiosas.
El TSJC se remite a una sentencia del Tribunal Supremo en la que se recuerdan los principios de no discriminación marcados por la ley, y que los centros concertados no gozan del derecho a la elección del alumnado, sobre todo si se sostienen con fondos públicos.
El modelo de educación diferenciada por sexos tampoco se concibe como un derecho de estos centros incluido en la libertad de enseñanza, razona el Supremo, y por eso el TSJC rechaza el recurso del Torrevelo contra el Gobierno de Cantabria.
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